Mi nombre es Alfonso Lacuesta, soy Ingeniero Técnico Agrícola en Industrias Agrarias y Alimentarias, Colegiado 1607.
Nací en un entorno rural de ambiente urbano a finales de la década de los 60 y siempre he sentido una curiosidad innata por el mundo que me rodea. Desarrollo mi actividad laboral y personal como profesional autónomo desde hace casi 20 años en el área de la ingeniería y la formación.
Existen muchas formas de ejercer y entender la ingeniería (como tecnólogo, constructor, diseñador…), personalmente me definiría como un ingeniero-artesano aportando mis conocimientos y técnicas para la resolución de problemas que afectan la actividad cotidiana de una forma creativa, cercana y humana.
De pensamiento inquieto y alma emprendedora, constantemente en evolución, siempre buscando nuevos proyectos vitales y laborales junto a una decidida voluntad de continuar mi aprendizaje a lo largo de la vida para poder alcanzar el mayor desarrollo profesional y personal.
En mis trabajos y formación, la diversidad y disparidad están unidas bajo un potente nexo común: un compromiso social, ético y ambiental en sintonía con la realidad del entorno humano y natural a través de la sostenibilidad en los campos de la alimentación y el medioambiente (residuos, eficiencia energética…) usando como herramientas la ingeniería y la formación. No puedo dejar de lado mi pasión, desde que las conocí a principio de los 90, por el uso de las nuevas tecnologías que forman parte de mí día a día como una parte integradora para el logro de estos objetivos.
Comprometido con:
Los valores de la Economía del Bien Común (EBC)
desarrollando un plan de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) a través de:
Vivimos en una realidad poliédrica en la que es difícil dominar, abarcar todas sus caras, la ingeniería consta de muy diferentes perfiles profesionales y ocupacionales, ese espíritu curioso, emprendedor es el que me impide que sea capaz de decidirme por escoger una sola de ellas, como dice la antigua expresión soy “aprendiz de todo, maestro de nada” lo que no resta, además de dominar el lenguaje y el medio, que lo que podría ser un hándicap se convierta en una ventaja ya que me hace disponer de un número casi ilimitado de recursos, una mayor y más desarrollada creatividad y una gran rapidez resolutiva.